Ingeniería de Incendios

 ¿Las mangueras contra incendios son mejores que los rociadores automáticos?

¿Las mangueras contra incendios son mejores que los rociadores automáticos?

En estos días oí en un foro que un bombero le recriminaba al representante de un Ministerio que habían tomado la sana y lógica decisión de exigir protección con rociadores en los edificios habitacionales de altura. El bombero alegaba que los rociadores siempre fallaban y que las mangueras contra incendios eran mejores para el combate de incendios. ¿Hasta donde esto es cierto?

Es oportuno mencionar, que los rociadores no solo protegen a los ocupantes de los edificios, sino que también minimizan las pérdidas materiales, que es uno de los objetivos de nuestra empresa, por ende, para responder la pregunta del título,  trataré de mostrar ambos objetivos de protección relacionado con los rociadores en comparación con las mangueras contra incendios.

Muchas personas (incluyendo el bombero en cuestión) creen que la respuesta de los bomberos (necesaria por demás) y su hábil uso de los chorros de manguera son tan eficaces como disponer de protección por rociadores automáticos. Hay un efecto de dramatismo intrínseco ver un chorro de agua saliendo de una manguera luchando contra un incendio, esto es innegable, y evidentemente visual. Por otra parte, de hecho, también algunas personas piensan que los rociadores causan más daños por agua que el producido por los bomberos y las mangueras contra incendios. Por supuesto, que los bomberos desempeñan a menudo un papel importante, pero los datos de pérdidas que manejan algunas aseguradoras (como FM GLOBAL) muestran que nueve o menos rociadores controlan normalmente un incendio en una ocupación apropiadamente protegida (con un sistema de rociadores debidamente diseñado, instalado y mantenido) el 73% de las veces. Y, según la NFPA, en el 90% de los incendios con rociadores, seis o menos rociadores controlaron el fuego.

A diferencia de las mangueras contra incendios, los rociadores automáticos funcionan sólo sobre el área del incendio y descargan agua directamente sobre el fuego; los rociadores situados fuera del área inmediata del incendio no se activan. Desgraciadamente, los bomberos a menudo se ven obstaculizados por barreras físicas y humo que pueden impedirles dirigir los chorros de manguera directamente al fuego. Como resultado, los chorros de manguera suelen causar daños inevitables y extensos más allá de la zona del incendio.

Figura  1 – Número de rociadores necesarios para controlar un incendio (Fuente: FM GLOBAL)

Respecto al daño por agua, los estudios y la siniestrabilidad de clientes de aseguradoras internacionales afirman que usando como estadística los 9 rociadores promedios mencionados arriba, el caudal combinado de estos, considerando un caudal individual de 20gpm, sería de unos 180 gpm, que cubrirían unos 100m2 de área protegida, mientras que en una ocupación sin protección con rociadores, el combate del incendio solo con mangueras implicaría un gasto de al menos 500 gpm (2 conexiones de bomberos operando) sobre un área indeterminada, aparte de que estarían luchando con un fuego establecido (ya en fase de desarrollo). Haciendo matemáticas simples el daño por agua es más evidente con el uso de las mangueras. No crea lo que ve en las películas. La gran mayoría de los sistemas de rociadores funcionan en función de las necesidades. Los rociadores sólo se activan cuando la temperatura en el área inmediata supera un determinado nivel (normalmente 74˚C [165˚F] o más). Cuando los rociadores se activan, actúan para controlar el fuego echando agua sobre el incendio, restringiendo la propagación del fuego y enfriando la zona circundante, limitando así el número de rociadores en funcionamiento.

Una razón de peso para preferir los sistemas de rociadores tiene que ver con la rapidez de acción y la protección sobre la estructura. Respecto a lo primero, en las primeras fases de un incendio, los rociadores son más eficaces que la respuesta de los bomberos. Los rociadores automáticos están siempre listos para combatir un incendio y no tienen que ser avisados, desplazarse al lugar, evaluar la situación o realizar operaciones de búsqueda y rescate antes de empezar a combatir un incendio. Un incendio típico puede quedar establecido en seis u ocho minutos. Las estadísticas de aseguradoras revelan que los bomberos en USA tarda una media de seis minutos en llegar al lugar una vez efectuada la llamada inicial. En Latinoamérica este tiempo puede ser mucho más largo, incluso podría pasar de 1 hora. Además, hay que añadir el tiempo necesario para ubicar el incendio y para que los bomberos preparen sus mangueras, accedan al lugar exacto del incendio, etc. En el 40% de los siniestros de más de un millón de dólares, los bomberos no fueron avisados a tiempo. De esas llamadas tardías, el retraso medio fue de 24 minutos, con algunas de hasta dos horas (estadísticas de FM Global). Mientras tanto, en todo ese período de tiempo, por corto lo largo que sea, los rociadores estarían operando en forma automática.

Respecto a la protección de la estructura, la activación temprana de los rociadores previenen un fenómeno llamado “flashover” o combustión súbita generalizada, que es un fenómeno que se observa en incendios confinados en los cuales de forma repentina todas las superficies combustibles, que hasta ese momento no estaban implicadas en el incendio, comienzan a arder a consecuencia de la radiación proveniente de las llamas que recorren el techo (rollover) provocando que todo el volumen del recinto sea ocupado por las llamas generando una eventual explosión del recinto. Al activarse los rociadores, mantendrán el fuego pequeño (aun cuando podrían extinguirlo) evitando el crecimiento de este, manteniendo al mismo tiempo la temperatura dentro del recinto donde se inició lo suficientemente baja para evitar, bien sea la aparición del fenómeno mencionado, o evitar que el incendio se propague en la estructura, evitando su colapso. En cualquiera de los casos, esto evitará o disminuirá el daño a la propiedad y evitará muertes innecesarias. Una estabilidad estructural facilitará la evacuación de las personas o extenderá el tiempo de evacuación seguro, e implica también seguridad para los bomberos durante su trabajo. En este caso, la operación rápida de los rociadores y su control sobre el crecimiento del fuego ayudan a prevenir pérdidas humanas y de bienes, contrario a lo que se podría hacer con las mangueras de incendios.

Otro elemento para considerar es lo manual versus lo automático. Cuando a un cliente se le convence de que “un sistema de detección más unos gabinetes de mangueras es equivalente a un sistema de rociadores, y es más barato”, se le están diciendo verdades a medias. Si el uso del sistema de mangueras a instalar dependerá de los bomberos, pues ya se mencionó todo el periplo para que ellos actúen. Si el sistema dependerá de una brigada industrial, otros problemas aparecen (entrenamiento, seguros especiales, accidentes laborales que deben ser cubiertos por mutuales, entre otros). En el caso de los edificios residenciales es mucho más álgido el análisis, por cuanto la bibliografía disponible (entre ellos estudios el Mg Jussef Liban del  Instituto Latinoamericano de Formación en Incendios y Seguridad ) afirma que los ocupantes de edificios piensan que el uso de las mangueras es de uso exclusivo de los bomberos y por ende no las usarían en caso de un incendios y los bomberos no usan esas mangueras pequeñas de los edificios residenciales (Kenneth E. Isman). En estos casos, las mangueras contra incendios dependen del uso de un humano. Mientras tanto, los rociadores automáticos operarán en el momento que se activen, sin necesidad de intervención humana.

Quedando claro que los rociadores automáticos son una forma más efectiva y segura de proteger vidas, veamos brevemente su función minimizando las pérdidas materiales. Las estadísticas de siniestros de FM Global muestran sistemáticamente que, por término medio, un incendio en un lugar con rociadores es de cuatro a cinco veces menos grave que en un lugar sin rociadores. El siguiente gráfico muestra que la media de siniestros en inmuebles sin una instalación de rociadores adecuada es inaceptablemente alta en Norteamérica, y aún más en otras partes del mundo.

Figura  2 – Efectividad de los rociadores automáticos

Por otra parte, también se suelen comparar rociadores con sistemas de mangueras de incendios en el costo de inversión. Si bien la inversión en un sistema de mangueras podría ser relativamente menor inicialmente, la relación costo beneficio de la reducción de daños a la propiedad y las reducciones de pólizas de seguros en comparación hace más ventajoso a mediano y largo plazo la instalación de un sistema de rociadores. De hecho, el costo promedio de instalar rociadores está entre los USD 15 y USD 35 el metro cuadrado, comparable a los acabados de piso de un edificio, y en comparación con la inversión total del edificio, el sistema de rociadores cuesta no más del 5% del total.

Antes de finalizar, entonces ¿No hacen falta las mangueras contra incendios?, Sí, hacen falta, dentro del contexto correcto, como ayuda a los sistemas de rociadores, dentro de ciertas ocupaciones. El autor no está de acuerdo con el uso de mangueras de incendios en ocupaciones donde no serán usadas (como edificios residenciales o de oficina), pero sí en su uso en industrias y almacenamientos como apoyo a los sistemas de rociadores. La inclusión de un caudal adicional de mangueras es importante en el diseño de cada sistema de rociadores contra incendios, pero especialmente para almacenamiento. La mayoría de los sistemas de rociadores están diseñados para controlar el fuego, pero dependen de que el departamento de bomberos, o los brigadistas, lleguen y termine el trabajo de extinción del fuego con mangueras manuales, en algunos casos. Pero solamente las mangueras, sin una brigada o la acción de los bomberos, no se constituye en un grado de protección equivalente al de un sistema de rociadores automáticos.

Finalmente, ¿Cuál sería la respuesta a la pregunta del inicio? Simplemente, no hay punto de comparación entre un sistema de rociadores automáticos y un sistema de mangueras de incendios. Evidentemente un sistema de rociadores automáticos siempre será más eficiente, rápido y seguro que un sistema de mangueras, garantizando minimizar las pérdidas humanas y materiales, siempre y cuando están debidamente diseñados, instalados y mantenidos, y las conexiones de mangueras deben verse, en el contexto correcto, como un sistema auxiliar y complementario del sistema de rociadores.

Elaborado por Ing. José G. Prada R. – Gerente de Ingeniería

Bibliografía:

Understanding the Hazard Lack of Automatic Sprinklers. FM Global

Standpipe Systems for Fire Protection. Kenneth E. Isman

Puede bajar una copia de este artículo en el siguiente enlace.

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